jueves, 28 de mayo de 2015

"Esperanzita, ¿dónde está Esperanzita?"

"Esperanzita, no encuentro a Esperanzita, ¿dónde está Esperanzita?", clamaba la señora, nerviosa, en busca de la candidatura que encabezaba su, ahora descabezada e idolatrada, Esperanzita. Y lo hacía con esa altanería propia de la misma a la que iba a ofrendar su voto.

A estas alturas, esta irrespestuosa ciudadana ya sabrá, amén de haberla encontrado, dónde está Esperanzita. Pifiándola (tan coloquial como Esperanzita). Y seguro que ni en sus peores sueños habría imaginado a su adorada candidata a la alcaldía de Madrid desvariando con sus propuestas postelectorales.

Pues sí, Esperanzita lleva tres días bebiéndose el Canal de Isabel II, en cada comparecencia pública que hace, para digerir el sapo -al parecer- sin conseguirlo. Inmersa en la desesperación, sin distinguir entre derecha, izquierda o centro, y soltando, con cara de poema, más sapos y culebras.

Como para perderse la rueda de prensa, eso sí que fue un espectáculo; la condesa hablando del resultado de la "mayoría de centro" que se han inventado los populares. Acaba de "regenerar" de un plumazo la ideología de centro, centro derecha y de centro izquierda (Ciudadanos, PP, PSOE) para "frenar a la izquierda radical" (Podemos).

Al día siguiente ya incluye también a esa "izquierda radical", después de haber afirmado que "Ahora Madrid no está en nuestro sistema democrático constitucional". Demencial.

Señora Aguirre hágaselo mirar, incluida su obsesión con los soviets (integrados por obreros, soldados y campesinos, allá por ¡1905!). Hay quien se queda anclado en el pasado, sin remisión.

La adicción a los "pasteles" también tiene consecuencias y a esa perturbación angustiosa del ánimo se le llama miedo. Ustedes sabrán...
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domingo, 19 de abril de 2015

El bluf del puf

Un ejecutivo, con mochila, sube las escaleras del metro, sale a la calle, recorre unos metros hasta alcanzar otro tramo de un galimatías de subidas y bajadas de un conocido centro financiero, y al llegar arriba entrega a un necesitado, que a temprana hora está pidiendo, el desayuno: bollos en una bolsa de papel y un vaso de café, recién comprado en uno de los puestos que han proliferado últimamente en el metro.

Un día laborable, a las ocho y media de la mañana, en la misma zona, un joven medio reclinado en un banco de piedra, aterido de frío, dormido, con la capucha puesta, reposa rodeado de los restos del botellón.

Una niña vestida de comunión corretea fuera de contexto por los pasillos de un centro comercial, un miércoles a las siete de la tarde, entre las secciones de reparación de calzado, duplicado de llaves, mandos a distancia y sellos de caucho.

Un indigente con albornoz mugriento con la capucha sobre la cabeza y descalzo entra en el ascensor de una renovada estación de metro. La señora con maleta, que se tropieza con él, expresa su enfado con un "no sé cómo le dejan entrar así".

Retazos de la vida, que se llevan por delante el ensimismamiento, explotan en la cara y te remueven los entresijos. La vida misma.

Luego están las poses, muchas... Como quien lleva el brazo tieso formando un ángulo agudo para sostener el bolso, cual gancho de percha; o le da por poner un sofá hinchable, con sombrilla y alfombrita ad hoc, en plena calle para rebañar votos. Efectista lo es, lástima que la condesita Aguirre, en sus mundos de Yupi, no previera que su amigo Rodrigo Rato se lo iba a pinchar. Adiós puf.
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sábado, 28 de febrero de 2015

Del "caloret" al reino del hielo

Qué dominio del valenciano, qué despliegue linguístico el de Rita Barberá, durante el pregón de las Fallas 2015. "Caloret" aparte, no deja de ser irrisoria la actuación de la valenciana de nacimiento, de pro, y alcaldesa de Valencia desde hace 24 años para más inri. (Y que, esta que suscribe, años ha tuviera que asistir a ruedas de prensa en valenciano, tiene guasa).

Tanta como la de Celia Villalobos, vicepresidenta del Congreso de los Diputados, jugando al Frozen, durante la sesión del Estado de la Nación, mientras que el señor presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se devanaba el cerebro con sus presupuestos virtuales. Cada uno se devana las meninges -faltaría más- en las realidades virtuales que quiere.

De haber sabido el uso que le iba a dar la señora Villalobos a la tableta nos podíamos haber ahorrado una, que la cosa remontará, pero sigue "achuchaíta". Solo una pregunta: si las tabletas que se entregaron a los señores diputados, al principio de la legislatura, además de iPhone -que nos salieron por un pico (cerca de medio millón de euros)- eran herramientas de trabajo...,  ¿qué hace instalado un juego en el iPad de la señora vicepresidenta? Misterios de la vida política (¿?).

Y de los "avatares climatológicos", que en menos de una semana hemos pasado del "caloret" al "reino del hielo" sin tibiezas. Bueno, Villabobos sin pestañear, no le daba tiempo, y a Barberá, quizá le ha pillado con el cambio del armario, buscando el bolso de temporada de Louis Vuitton. Ya se sabe que "un bolso de Louis Vuitton es un regalo habitual, los hay más caros", eso decía la experta en lenguas.

Con lo bien que le hubiera quedado al señor Rajoy dirigir la frase a quien tenía a su espalda y a la de las Fallas: "No vuelva usted aquí a hacer ni a decir nada".

Ojipláticos, los contribuyentes; "sonrojet" de los responsables, ni rastro. ¿A ver si el reino del hielo no es un juego y vivimos en él?
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jueves, 29 de enero de 2015

Consulta al oráculo de Delfos

España mira a Grecia con ojos golosos. De cómo les vaya a los griegos de aquí a noviembre dependerá -más que menos- la decisión del voto de los indecisos, y no tanto. El ensayo general ha salido bien y lleno el día del estreno, falta saber cómo transcurrirán las funciones y la recaudación de taquilla. Un estreno no siempre se traduce en éxito, aunque se desee vehementemente para terminar con "funciones" mediocres de pacotilla.

Si interés, y mucho, habían despertado las elecciones griegas, el resultado no ha sido menos. Todos, en mayor o menor grado, se han convertido en "observadores" de los comicios griegos

Se analiza al detalle el programa de Syriza, se desgranan las medidas prioritarias del primer ministro Alexis Tsipras (renegociar la deuda, subir el salario mínimo, luchar contra la corrupción, el paro, detener las privatizaciones). Se critica la ausencia de mujeres en el nuevo Gobierno, la rapidez de su formación, la velocidad a la que se ha convocado el primer Consejo de Ministros, sorprende su ministro de economía Yanis Varoufakis, se duda de la viabilidad... Cualquier movimiento se escruta para bien y para mal.

La fórmula, grosso modo, parece simple: "ni un griego sin ayuda, sin comida, sin electricidad" y reformas para acabar con un "Estado que funcionaba en contra de la sociedad", ha dicho Tsipras en su primer discurso.

Mientras Grecia se renueva y arriesga, en España seguimos oyendo decir a Rajoy perogrulladas como "gobernar es difícil",  a Susana Díaz "voy a tener un niño y un Gobierno" y hasta a Pablo Iglesias repetir la coletilla, no muy acertada, de "tic tac"; aunque tal vez se debiera al soplo del oráculo de Delfos respecto a los relojes de 12.000 euros con que Caja Madrid obsequió a sus consejeros.

Quién sabe, los designios de Delfos y de los españoles son inescrutables... hasta para los sondeos.
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