Los "patos" de la corrupción

Algunos políticos, al igual que los alumnos aventajados de Díaz Ferrán, no dejan de sorprenderme. Es el caso reciente de Alfredo Pérez Rubalcaba. El secretario general del PSOE plantea a los partidos la necesidad de un "compromiso contra la corrupción" para reflexionar y, como no, en Facebook publica que la crisis económica “ha derivado en una auténtica crisis del sistema político y los últimos casos de corrupción han creado una situación grave". Y se habrá quedado tan a gusto... A estas alturas, las obviedades son eso obviedades, sin más. No hay que ser muy avezado para llegar a esa conclusión.

A España la han saqueado y lo continúan haciendo todo el que ha podido meter la mano para llevarse lo que no le corresponde, y los casi seis millones de parados son una de las consecuencias más graves, que por muchos "frutos" que vea ahora el Gobierno actual o "brotes verdes" el Gobierno anterior, la "cosecha" no pinta bien.

Desde cuándo hay que comprometerse a hacer algo que no es de derecho. El compromiso es una obligación contraída y quienes ocupan cargos de responsabilidad, así lo deberían de entender. ¿Hay que comprometerse a no meter el dedo en el ojo de quien tienes al lado? ¿Hay que comprometerse a no matar? Vaya, pues a no robar sí hay que comprometerse. Igual, también debería existir un compromiso para que devuelvan lo que se han embolsado.

Y si resulta que por sí mismos no son capaces de contenerse -porque son humanos y no les basta el compromiso- a lo mejor habría que pensar en una ley justa que haga justicia. ¿Para cuándo una Ley de transparencia, por ejemplo? España sigue siendo uno de los pocos países europeos en los que no existe; aunque eso sí, en otras cuantificaciones vamos sobrados... Somos los que más tenemos de parados, bancos, políticos, embajadas...

Menos palabrarería y más realidades, que España, según el último informe de Transparencia Internacional, se sitúa en el puesto 30 junto con Botsuana -será casualidad!- y como dijo  su presidenta, Huguette Labelle, "las sociedades siguen pagando el alto costo de la corrupción". Lo que viene a ser coloquialmente hablando "pagar el pato" o si me apuran una explotación de patos. 

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