sábado, 2 de marzo de 2013

La sonrisa de Bárcenas

¿De qué se ríe Luis Bárcenas? ¿de "sus cosas"? ¿o de todos los españoles? Podría estar pensando en el estilismo del famoso cuello de terciopelo de su abrigo, en a ver si saca tiempo para hacerse la manicura (sobre todo del dedo corazón, tan protagonista él), en su equipamiento de esquí para lucirlo en las pistas internacionales la próxima temporada -porque lo que es ésta como no esquíe en las nacionales...-, o en que con tanto trasiego no le da tiempo ni a ir a la peluquería. En fin, "sus cosas"; un sinfín de posibilidades, a cuál más variopinta y que, personalmente, ninguna me atrevería a descartar, dada la peculiar idiosincrasia del extesorero del Partido Popular.

Alguien capaz de llegar a acumular en sus cuentas de Suiza 38 millones de euros, como se ha publicado hasta la saciedad; de forzar su letra en las pruebas caligráficas realizadas, según un informe emitido por los peritos; de estar jugando con el PP, que se lo permite, al gato y al ratón -que ellos sabrán lo que se traen entre manos- hasta haber presentado una demanda por despido improcedente, tras los inefables esfuerzos de María Dolores de Cospedal por explicar "la indemnización en diferido"; de irse a esquiar a Baqueira Beret y Canadá, con lo que tiene encima; de me apunto, no me apunto al paro; de hacer una "peineta" tan rotunda...; o de denunciar al PP por el robo de dos ordenadores "de su despacho" de Génova, según él, o de su no despacho, según el PP, que niega que tenga. Alguien capaz, de todo eso, digo, no es extraño que se ría. Pero en este caso de los españoles en general y, sobre todo, del PP en particular.

¿Qué más tiene que pasar para que el PP reaccione? A día de hoy el partido en el Gobierno se sigue pensando presentar una demanda, se les pregunta en la Sesión de Control del Gobierno en el Congreso y responden con el "y tú más", esta vez con la crisis del Partido Socialista Catalán (PSC). Como si oyeran llover. Aunque ya hay quien anda chapoteando, como Alfonso Alonso, portavoz del PP en el Congreso, diciendo que todo le parece "un disparate".

Pues con disparates o sin ellos, a Bárcenas no se le borra esa medio sonrisa desconcertante, excepto cuando se le "disparó" el dedo, cual resorte incontenible, fruto -casi seguro- del jet lag tras el vuelo desde Canadá. Tanto aplomo da qué pensar.

A saber qué esconde su enigmática sonrisa, a saber a qué espera el Partido Popular. ¿A que la sonrisa de Bárcenas se transforme en carcajada?
© 2013

1 comentario:

  1. Mi opinión es que Bárcenas, está provocando la risa de toda Europa y parte del globo terrestre, que ve como un "chorizo" es capaz de tener a raya a todo un gobierno, preocupado por saber si sus trapos sucios, están en manos de un excompañero de partido. "Mal se le pone el ojo a la burra".
    Un saludo

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