Urdangarin, entre Catar y los e-mail prohibidos

Si Iñaki Urdangarin se va a Catar, una vez más la justicia no es igual para todos, contraviniéndose las palabras que dijera su suegro, el rey de España; no cualquier suegro. Hay palabras que ya no gozan de la credibilidad debida, no sólo por lo sucedido sino por lo que continúa sucediendo.

Es decir, que Urdangarin recibe una oferta de trabajo de Valero Rivera para que le acompañe como asistente para entrenar a la selección de balonmano catarí, mientras que su suegro mantiene conversaciones con el emir de Catar, el jeque Hamad bin Jalifa al Thani, "a quien le une una estrecha amistad". Conversaciones que, por supuesto, nada tienen que ver con la citada oferta, según la Casa Real. Mira que si ahora se les frustra el invento por no tener el título de entrenador... habrá que buscar otra solución.

De momento, el yerno del rey, imputado por malversación de caudales públicos, prevaricación, fraude y falsedad documental por el "Caso Nóos", -un curriculum excepcional- le ofrecen un trabajo para el que no tiene titulación y a quien no le ponen ninguna objeción para salir del país. Lo mismo que un@ parad@ que cobre prestaciones por desempleo, que, y cito textualmente: "puede salir ocasionalmente al extranjero por un período máximo de 15 días naturales en el transcurso de un año natural, por una sola vez o acumulando varias salidas sin exceder de dicho límite de tiempo, previa comunicación en su Oficina de Prestaciones" y que deberá presentarse en dicha Oficina "el primer día hábil siguiente a aquel en que se cumpla el plazo máximo de 15 días". En el caso de salir al extranjero para buscar trabajo, la estancia ha de ser inferior a 12 meses para reanudar la prestación, que se suspende en el momento de la salida.

Visto así, l@s parad@s parecen l@s imputad@s.

Y ya puestos, María del Remei Vergés, titular de Primera Instancia número 46 de Barcelona, adopta una medida cautelar sobre "el contenido de los mensajes electrónicos" para "preservar el derecho a la intimidad" de Iñaki Urdangarin y de la infanta Cristina de Borbón, demandando a siete medios de comunicación. El derecho a la intimidad se preserva empezando por uno mismo, evitando -entre otras cosas- cierto tipo de comentarios y manteniendo, como dijo su suegro, "un comportamiento ejemplar".

La justicia no es igual para todos, aunque el rey de España diga lo contrario.
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